En la sala de espera.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Ayer, fui al médico y como es lógico, espere hasta que llegará mi hora en la sala de espera, de pie, no porque no hubiera sitio para sentarme, no, pero es que la espalda me castiga si me siento y de pie también, así que caminaba un ratito dando vueltas por la amplia salita y me sentaba unos segundos en las comodísimas sillas (vamos, las sillas de plástico son mucho más confortables…). Del sofá mejor no hablo…


Una chica joven esperaba sentada con sus radiografías, escribiendo en una minúscula libreta, otra señora, que se debía haber comprado móvil nuevo porque trasteaba con él y miraba un pequeño librito de instrucciones, una señora mayor que llegó a la par que yo, con el brazo en cabestrillo leía revistas de corazón al lado de su esposo, éste, con bastón y gafas de sol, me sorprendió que las llevará porque el día no es que no tuviera sol, es que casi teníamos que encender una luz para poder ver (exagerado lo sé…); bueno, mientras caminaba, me pregunté por qué las llevaba y al sentarme, lo descubrí.

No pude evitar reírme, no por el hecho en sí de ver al buen hombre completamente dormido apuntito de roncar, no, lo que hizo que me riera, casi a carcajada, fue verlo ahí, desparramado en el sofá, sin soltar el bastón y ¡¡¡tirando besos al aire!!! Sí, sí, sí, como os lo cuento, besos, bien pronunciados, bien marcados.

Me levanté de nuevo, a ver si así, conseguía no reírme mas, intenté ver que revista leía la esposa y así adivinar qué damisela había visto inmortalizada en esas hojas, porque seguro que era a ella a quién el buen hombre estaba colmando a besos.

Benditos sueños.

2 Deja un recuerdo:

  1. Anónimo dijo...

    jajajaja, buenisimo mija..... pero creo que los dolores no podias reirte mucho... jajjja

    jueves, septiembre 09, 2010 3:37:00 p. m.  

  2. Lequar dijo...

    no, la verdad es que éstos dolores poco me dejan hacer, pero aún asi la alegría no desaparece...

    miércoles, septiembre 15, 2010 8:24:00 p. m.  

Publicar un comentario