Eso de que el tiempo lo cura todo, no sé yo si es verdad.
Porque, no es el tiempo lo que hace que el dolor desaparezca, sino la falta de memoria.
La mejor cura es el olvido, o mejor, lo que nos enseña al saber que quizás algún día, nos volvamos inmunes a volver a sufrir por lo mismo.
Algunas veces, es bastante fácil olvidarte de lo que te ha sucedido, me refiero, a pequeños disgustos, decepciones y demás, incluso hasta algunos momentos divertidos, son rápidamente olvidados. Pero en otras ocasiones, es tal la sensación de ahogo, frustración y decepción, que se queda ahí, guardado en un rinconcito de nuestra memoria y por mucho que queramos somos incapaces de olvidarnos del dolor que nos provocó y el que todavía a nuestro pesar, tenemos. Y claro, como cada cierto tiempo, las situaciones se repitan, lo pequeño deja de ser tan pequeño y lo grande termina siendo descomunal.
Cada cual, mide su umbral en cuanto al dolor que puede soportar, algunas personas se derrumban rápido, ni siquiera les da tiempo a darse cuenta de que les pasa, otras, superan todo lo inexplicable y el día que creen van a estallar aguantan un poco más, sin percatarse de que algún día, todo, terminará por desplomarse.
También tenemos a los afortunados, aquellos que miran la vida de una forma diferente, que no rara, sino encantadoramente diferente; esas personas, a las que les gusta vivir su vida, sólo su vida, esas personas a las nada ni nadie les afecta, esas personas que siempre se levantan con una sonrisa y se acuestan sabiendo que al despertarse, volverán a reír.
Y yo, me pregunto, ¿Por qué?, ¿Por qué no podemos desechar aquello que nos hace daño?, ¿Por qué tenemos en un recuerdo presente, el dolor que nos causaron? Si aprendemos de los errores y de los aciertos, de las personas que nos rodean e incluso de nosotros mismos, ¿Por qué seguimos dando una oportunidad a todo lo que nos hace mal?, ¿Masoquismo? ¿Bondad? ¿Ó simplemente resignación?
Muchas veces decimos, “el tiempo todo lo cura”, ó, “lo que no te mata te hace más fuerte”, y la verdad , no sé si alguna de esas cosas será cierta, pero a veces funciona y si no es así, hacemos que funcionen esas frases, a mi entender inspiradas por el dolor y la locura. (Gracias por tu sabia locura Nietzsche).
Cada día, recuerdo y hago todavía más mía, la frase que le dije a mi amiga Evi: NO TE ARREPIENTAS DE LO HECHO, SOLO DE NO PODER OLVIDARLO.