¿Dónde está?

martes, 21 de septiembre de 2010
¿Dónde está?

Esa es la pregunta esperando unas palabras que la contesten, esperando una respuesta aunque sólo sea fugaz.
Quizás, no sea esa la cuestión que debemos plantearnos, puede que lo que tengamos que decir sea una afirmación, que de nuestras bocas, salga ya la respuesta, sin preguntas, sin dudas, palabras claras y concisas, deseos profundos y sinceros, sueños dispuestos hacerse realidad.

Puede, que sea eso lo que tengamos que hacer.
Y, si es asi, ¿Por qué no lo hacemos?, ¿Miedo?, ¿Inseguridad?, ¿o simplemente que aún no lo tenemos claro?.
Nos lo preguntamos una y otra vez.
Encontramos palabras que casi responden una duda, pero aún así, seguimos y no dejamos de formular interrogantes en nuestra mente:
¿Cómo hemos de juntar la pistas para llegar al final del juego?
¿Dónde se esconde el tesoro, si no hay mapa que indique dónde está?
¿Cuál es el camino a seguir si no hay ningún sendero frente a nuestros ojos?
La pregunta de ayer sigue siendo la de hoy y probablemente la de mañana o puede que tengamos otra dispuesta en nuestra mente.
Si se está atento, escuchando todo lo que tenemos a nuestro alrededor, encontraremos la respuesta.
Es así de simple, todo lo que necesitamos saber está a nuestro lado, todos los interrogantes de la vida se nos plantean a lo largo de los minutos que vivimos y las respuestas están delante de nuestros ojos.
Algunas veces disfrutamos de lo que tenemos cerca, pero nunca lo vemos, cuando caminamos, no nos paramos a oler la hierba, no nos impregnamos del sabor de la mañana, no miramos al cielo viendo como las nubes arropan al sol, no dejamos que el viento nos acaricie, no observamos a la gente que pasa por nuesto lado, no disfrutamos aunque pensemos que lo hacemos.
Y todas las incógnitas, dudas, temores, alegrias, soluciones, vamos, la salsa de la vida, la Felicidad, está ahí, delante de nuestros ojos, esperando vernos sonreir mientras nos deleitamos con las pequeñas pero a su vez inmensas cosas que la vida nos ofrece.
En definitiva, lo único que sé, es que las preguntas siguen siendo las mismas y como últimamente dejo que los minutos pasen despacio por mi vida, camino lentamente saboreando todo lo que encuentro a mi alrededor, sonriendo sin ningún motivo aparente frente a todo lo que veo, puedo decir que la respuesta para mi es: PRONTO.

En la sala de espera.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Ayer, fui al médico y como es lógico, espere hasta que llegará mi hora en la sala de espera, de pie, no porque no hubiera sitio para sentarme, no, pero es que la espalda me castiga si me siento y de pie también, así que caminaba un ratito dando vueltas por la amplia salita y me sentaba unos segundos en las comodísimas sillas (vamos, las sillas de plástico son mucho más confortables…). Del sofá mejor no hablo…


Una chica joven esperaba sentada con sus radiografías, escribiendo en una minúscula libreta, otra señora, que se debía haber comprado móvil nuevo porque trasteaba con él y miraba un pequeño librito de instrucciones, una señora mayor que llegó a la par que yo, con el brazo en cabestrillo leía revistas de corazón al lado de su esposo, éste, con bastón y gafas de sol, me sorprendió que las llevará porque el día no es que no tuviera sol, es que casi teníamos que encender una luz para poder ver (exagerado lo sé…); bueno, mientras caminaba, me pregunté por qué las llevaba y al sentarme, lo descubrí.

No pude evitar reírme, no por el hecho en sí de ver al buen hombre completamente dormido apuntito de roncar, no, lo que hizo que me riera, casi a carcajada, fue verlo ahí, desparramado en el sofá, sin soltar el bastón y ¡¡¡tirando besos al aire!!! Sí, sí, sí, como os lo cuento, besos, bien pronunciados, bien marcados.

Me levanté de nuevo, a ver si así, conseguía no reírme mas, intenté ver que revista leía la esposa y así adivinar qué damisela había visto inmortalizada en esas hojas, porque seguro que era a ella a quién el buen hombre estaba colmando a besos.

Benditos sueños.