Perdida

jueves, 22 de marzo de 2012

Hoy al caminar por un largo y tenue pasillo, he perdido la sonrisa.

Mirando el vacío interminable que entre paredes encerrado aceleraba el tiempo, he sentido cómo el silencio se apoderaba de mi, las dudas acechaban plegando arrugas olvidadas, el corazón intranquilo, exhalaba pequeñas gotas ardientes, que corrosivas, se deshacían envenenando la pureza del alma.

Escapando en vano de las sombras que jocosas invadían el pasadizo, aceleraba el paso mientras sus afiladas aristas arañaban mi azorada piel.
Sus sombrías palabras envolvían mi voz con agrios hilados blancos, su congelado aliento silbaba tétricas melodías que silenciosas se grababan en mi cuerpo.

Y el sol oculto entre opacos cristales arañaba el cielo, mientras en algún lugar de aquel pasillo marmolina, a la hora del ángelus, he perdido mi sonrisa, y ni siquiera me he dado cuenta.