Y yo me pregunto… Cuestión de confianza

martes, 27 de abril de 2010

¿La confianza, nace, se hace o simplemente surge?

¿Hasta que punto confiamos en las personas?
¿Y por que lo hacemos?
¿Cuanto tiempo se necesita para saber si esa persona es de confianza?
¿Por qué tiene esa persona el privilegio de saber cosas/pensamientos que rondan en tu cabeza?
¿Qué nos hace pensar qué esa persona es digna de saber todo lo que le cuentas?
¿Por qué soy la persona indicada para escuchar sus más profundos sentimientos/añoranzas/deseos/desgracias/alegrías…?
¿Qué hacemos para poder confiar y que confíen?
¿Cuándo lo sabes realmente?
¿Se mide el grado de confianza dependiendo de las personas con las que trates?, me explico, ¿dividimos la confianza, dependiendo de la persona con la que tratamos, dependiendo de lo que necesitemos en cada momento? (Quizás no me he explicado muy bien…o quizás sí…)
¿Por qué algunas veces, damos mas de lo que nos piden y viceversa?
¿Recibimos la “confianza que reflejamos” o damos la “confianza que recibimos”? o ¿…ninguna de las dos…?
¿Tan grande es la necesidad de tener un confidente ajeno, alguien que no esté día tras día en nuestra vida y que aunque de su boca no salga palabra alguna, necesitemos irremediablemente que sepa cómo y porqué nos sentimos así?
Quizás se me ocurran más preguntas…y si a vosotros también no dudéis, escribírmelas… También podéis darme respuestas a estas preguntas, que yo todavía las estoy pensando…

En la oscuridad ( In the shadows)

martes, 20 de abril de 2010


Fue oscura la soledad que impregnó su mente de extraños pensamientos.

Fue oscura la incertidumbre que emborronó sus actos.

Fue oscura la tristeza que crucificó su alma.

Fue oscura la vida que se forjó liberando su corazón.

Fue oscura la sabiduría que le dio la locura.


Y aún así, fue la oscuridad quién le devolvió la vida.



Días malos...(2ª Parte)

sábado, 17 de abril de 2010

..Segundo plato: “Magret de pato cinco salsas”.

Las cinco salsas son a elección del comensal y algo que había aprendido en todos los años que llevaba trabajando en el restaurante, es que pocas veces se coincide unánimemente en la elección de la salsa. El requisito primordial de ese plato es que la salsa ha de estar caliente en el momento de servirse y ha de hacerse “artísticamente” nada de echar la salsa sobre el animal de cualquier forma, no: “con arte” como decía su padre, pero hoy precisamente el arte se había quedado en el museo, bueno… regresó para desparramarse por el suelo junto con Carla, justo en el momento en el que llevaba la bandeja con las salseras a la cocina. Sólo necesitó un peldaño mojado de la escalera para bajar cinco de golpe y hacer una mezcla de salsas sobre el suelo y encima de Carla, con mucho, pero que mucho arte…

El postre.

No se libró de servirlo.
Una de sus compañeras le dejó una falda y pudo continuar con su trabajo sin ninguna mancha.
Los postres que Carla sirvió, fueron variados: Tarta cremosa de chocolate, mouse de mango con almendras y helado de queso con frutos secos... Afortunadamente, llegaron a sus destinatarios sin ningún susto.


Los comensales, ya habían terminado sus cafés y degustaban sus copas y chupitos relajadamente. Todos los camareros incluida Carla recogieron de las mesas las tazas de café y las llevaron con gran maestría hacia la barra del bar, situada en la planta baja. Era el penúltimo paseíllo con la bandeja. Mientras bajaba cuidadosa pero velozmente las escaleras pensando que ya le quedaba menos para marchar a dormir y olvidarse de ese día, escuchó un pequeño ruido, como si algo se estuviera rasgando y sin prestar demasiada atención prosiguió su camino, hasta que sintió un pequeño tirón. Con la bandeja de la mano, ni una taza se movió; cerró los ojos, mientras sentía como se le incendiaba la cara a la par que escuchaba a un señor desde el otro lado del restaurante:

-"¡¡Muchacha!!Que nos haces un “stripti”.

La falda se agarró a una de las hojas de la majestuosa barandilla, rasgándose, dejando al descubierto, las piernas y parte de la ropa interior de Carla. Con la mano libre, rápidamente sujetó su falda. Respirando hondo se dirigió hacia el bar avergonzada y enojada.

Con unos pantalones de su padre, muy profesional ella, salió a recoger la última bandeja de cafés. Al salir al salón, mientras sonreía, agachó la cabeza dando las gracias, al ver que todos los presentes, se levantaron y aplaudieron a la muchacha del “stripti”.


Días malos...(1ª Parte)

jueves, 15 de abril de 2010

Que días malos, tenemos todos está claro, bueno no…clarísimo.


Carla llevaba trabajando en el restaurante de su padre 15 años. Le gustaba su trabajo, es más, según ella decía podía hacerlo: “con los ojos cerrados y tapones en los oídos”. Pero ese sábado, tuvo que abrir bien los ojos…

Empezó el día, bueno, la tarde, quedándose dormida. La noche anterior salió “un rato” de fiesta con sus amigas y quién dice un rato, habla de la noche entera. No le dio tiempo ni a comer, se duchó, se vistió el uniforme de camarera y salió corriendo.

Corrió hasta la parada del autobús y por más que le gritó al conductor éste no paró. Refunfuñando se dirigió hacia el metro y sin dejar de correr, rezó esperando que al llegar su tren estuviera apuntito de llegar, pero no fue así y al final, llegó al restaurante sudorosa, despeinada, veinte minutos tarde y con la ropa completamente mojada, del chaparrón de agua que cayó justo después de que ella saliera del metro.

Suerte que tenía una camisa en su taquilla, pero la falda se la secó todo lo que pudo con el secador de manos del aseo de señoras.

El restaurante, tenía dos salones, dividos por unas escaleras, con una barandilla de madera y barrotes de forja, éstos decorados con unas preciosas flores de ese mismo material.

Primer plato: “Crema Vichisoise”.

Sirvió en sus mesas de la primera planta, tranquilamente, sin sobresaltos y siempre con una sonrisa en la cara.
La última mesa, estaba ocupada por un matrimonio de avanzada edad muy bien acompañados por sus nietos, los cuales tomaron la crema fría. Sirvió al abuelo, entonces observó como el anciano miraba al techo, con el ceño fruncido y una extraña mueca en la boca. Ella, intrigada, también miró hacia arriba, sin saber muy bien que ver.
Mientras ambos observaban, la señora muy educadamente le dijo a su esposo:
- Ha sido el pendiente de la camarera.
Carla, bajó la cabeza con una velocidad asombrosa, los ojos completamente abiertos y sorprendidos, encontraron rápidamente el pendiente de perla negra, flotando en la sopa de puerros…Se disculpó, cambiando el plato entre las carcajadas del buen señor, que finalmente hicieron que Carla sonriera...

1000 y UNA rarezas…. (Raro, no digo diferente, sino RARO.)

miércoles, 7 de abril de 2010

Verde lo sustituyo por morado, entonces la frase en cuestión queda tal que así:
“más raro que un perro morado”, ¿Por qué?... porque, verdes hay muchos…y parece que últimamente el morado también está de moda…puede que vuelva a cambiar el color…no sé, ya veré…
En mi caso…ni verde, ni morado, ni naranja, ni rosa…índigo, tal vez…puede que una mezcla de mis colores favoritos…porque…soy rara, (no tanto como algunos/as piensan, pero mucho más de lo que yo creo.)
Bueno…hasta mi gata es rara…

Os diré una de mis rarezas, que no manías. Bajo mi punto de vista, creo que muchas veces las confundimos. Me explico, para mí, las manías son acciones, que difícilmente puedes explicar, las rarezas son actitudes y conceptos de las que tienes mil y un argumentos para decir porque piensas y actúas así…
A ver una de mis muchas rarezas es: Que lo hago casi “todo” al revés, bueno mejor dicho de “otra forma”, bueno, ¡que leches!, que consciente u inconscientemente, tengo que llevar la contraría a los demás en todo lo que hago y digo. Me explico: en el trabajo por ejemplo (un lugar en el que todos saben, dicen y redicen lo rara que soy…pero estoy por decir, que hasta les gusta que sea así…) bueno, lo que estemos haciendo se hará de izquierda a derecha, menos yo, que lo haré divinamente de derecha a izquierda, que se coge en vertical, pues yo en horizontal…así con la mayor parte de lo que hacemos…

No lo hago a propósito, me sale innato, pero no sólo en el trabajo, si no en mi vida en general.
Cuando dicen eso de…: “es que todo el mundo lo hace así…porque se hace así”
Mi respuesta es: “poco me importa a mí cómo lo hagan los demás... yo lo hago así “

Diferente, no es ser raro, es simplemente, ser diferente y RARO, es ser raro.

Me gusta ser rara, no me importa que me digan que lo soy, es más, me encanta ver cómo la gente se sorprende cuando afirmo que lo soy, que se extrañen cuando digo que me siento tremendamente orgullosa de ser rara. Y creo que es, porque nadie se ha parado a pensar lo que significa la palabra RARO/A.

Normalmente atribuimos un significado malévolo a esa palabra, cuando realmente no es así. El diccionario de la Real academia Española de la Lengua lo define tal que así:


raro, ra.
(Del lat. rarus).
1. adj. Que se comporta de un modo inhabitual.
2. adj. Extraordinario, poco común o frecuente.
3. adj. Escaso en su clase o especie.
4. adj. Insigne, sobresaliente o excelente en su línea.
5. adj. Extravagante de genio o de comportamiento y propenso a singularizarse


No digo más…