Conversaciones de ascensor...(3ª parte)

sábado, 5 de diciembre de 2009

15:17h (aproximadamente)


Salgo del garaje abriendo nada más y nada menos que tres puertas, escandalosas, tanto en el color que tienen como en el ruido que hacen, pesadas, muuy pesadas y la cerradura de la última siempre se me resiste. Llego al portal a la par que mi vecina, creo que vive en el cuarto pero no lo tengo muy claro, que entra desde la calle.
-Hola
-Hola.
Nos saludamos muy sonrientes, miramos desde la distancia el buzón esperando que si una tiene carta, la otra no, para así pasar el menor tiempo posible frente al ascensor. Pulsamos el botón y observamos la luz que tiene, esperando que las puertas se abran ya, pero no, en estos casos el ascensor esta arribita del todo y tarda en bajar el doble, que digo yo, el triple de tiempo (…creo que me quedo corta…)
-Vaya pues si que tarda...
-Sí, y con el hambre que tengo...
-Yo también tengo hambre que desde el almuerzo…
- Sí hace una eternidad...
Es inevitable el movimiento de cabeza. Tooodo el rato asintiendo, palabra que sale de la boca: vaivén de la cabeza de arriba abajo y entre palabra y palabra se aprietan los labios, intentando así imitar a la simpática sonrisa. Se mira casi de reojo al sujeto de nombre “vecino” y al ascensor con miradas cortas y rápidas. Entramos en el ascensor, nerviosos y con la mirada fija en el suelo, el techo o la pared, nos plantamos en el rectanguloso habitáculo, iniciando una mini guerra de botones numéricos (sí, del cuarto…) y ya dentro del ascensor…
-Bueno… (Asintiendo de nuevo)
(Y un resoplido) - ¡¡qué calor!!
-Sí, mucho y no es normal para las fechas que estamos
-No, seguro que un día de estos nos levantamos con todo “nevao”
- Sí, es verdad, seguro…
Mientras, se abren las puertas del ascensor y salgo de un brinco al rellano despidiéndome tan rápidamente que casi ni se entienden mis palabras, igual que mi vecina, que parece que está intentando cerrar las puertas del ascensor manualmente con tal de perderme de vista.
Creo, que yo dentro de casa y ella subiendo sola en el ascensor, hacemos exactamente lo mismo: nos apoyamos en la pared a la par que suspiramos aliviadas por haber acabado esa tediosa conversación de ascensor.

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